Giselle Lucia Navarro | Cuba

MANOS DE POETA

Todos los días un anónimo me incendia las manos.
Cartas manchadas de poco valor.
Para un poeta son peligrosas las palabras falsas,
las amistades falsas,
las guerras falsas,
las vidas falsas.
Un poeta necesita inscribirse un dolor
si no tiene uno propio,
pero el dolor del poeta debe ser siempre real.
Las palabras del poeta
deben estar manchadas de valor.
Las palabras del poeta
no pueden ser incendios anónimos.

Todos los días un signo incendia mi mano.
Dicen que van a crucificarme.
Dicen que voy a ser la cabeza superior
de todas las cabezas.
Contemplo mis manos:
no tienen sangre
ni tierra
ni cicatrices,
ninguna de esas cosas que marcan valor.

Todos los días una palabra me pesa.
Un incendio se me acomoda en el estómago.
Siguen sin construirme la cruz o la corona.
El país es un estómago
que pesa sobre nuestras cabezas,
y seguimos sin saber
si los hombres que acaban de llegar
serán nuestros héroes
o nuestros futuros asesinos.

POET’S HANDS

Every day an anonymous fellow lights my hands
on fire. Stained letters of little value.
For a poet false words are dangerous,
false friendships,
false wars,
false lives.
A poet needs to register a pain
if he does not have one of his own,
but the poet’s pain must always be real.
The poet’s words
must be stained with courage.
The poet’s words
cannot be anonymous fires.

Every day a sign lights my hand on fire..
They say they are going to crucify me.
They say I’m going to be the head on top
of all the other heads.
I contemplate my hands:
they have no blood on them
no dirt
no scars,
none of those things that mark value.

Every day a word weighs on me.
A fire settles in my stomach.
They still haven’t built me the cross or the crown.
The country is a stomach
that weighs on our heads,
and we still don’t know
if the men who have just arrived
will be our heroes
or our future assassins.

Translated by Indran Amirthanayagam

VÓRTICE

Las mujeres musulmanas aprendieron a cubrir su cabeza.
Solo los ojos podían exponerse al desastre de las calles.
Sus ojos, única brecha posible
entre el blindaje de la carne y el hiyab.

La tela es la circunstancia de estar muda.
Pareciese que el silencio es una marca del miedo.
Una mujer que calla no es una mujer que acepta,
sino una mujer que piensa.
A las mujeres, como a los hombres
se les debe indagar siempre a través de los ojos.

Las musulmanas
saben cómo cuidar la nitidez del kohl
alrededor del iris.
El acto de purificación
va en los colores y palabras duras.
En las madrugadas sus cabezas se encendían.
A veces fue necesario
evacuar los pensamientos
para llegar a equilibrar el sueño,
estampar desasosiegos
y disfrazar los versos en masnaví.

La verdad es sagrada,
por eso debe ser cubierta con metáfora.
No conviene que el cerebro inoculado la trastoque.
Los papeles deben ser cubiertos del esposo.
La cabeza es un órgano valioso
que debe ser protegido del hambre y los disparos.
Una mujer sabia es más peligrosa
que un arma en las manos de un loco.

VORTEX

Muslim women learned to cover their heads.
Only their eyes could be exposed to the disaster of the streets.
Their eyes, the only possible gap
between the armor of the flesh and the hijab.

The fabric is the circumstance of muteness.
It seems that silence is a mark of fear.
A woman who is silent is not a woman who accepts,
but a woman who thinks.
Women, like men,
should always be probed through the eyes.

Muslim women
know how to take care of the sharpness of kohl
around the iris.
The act of purification
manifests in colors and hard words.
In the early mornings their heads would light up.
Sometimes it was necessary
to evacuate thoughts
in order to balance sleep,
to stamp uneasiness
and disguise the verses in Masnavi.

Truth is sacred,
that’s why it must be covered with metaphor.
It is not convenient that the inoculated brain distorts it.
Their roles must be covered by the husband.
The head is a valuable organ
that must be protected from hunger and gunfire.
A wise woman is more dangerous
than a gun in the hands of a madman.

Translated by Indran Amirthanayagam

Curriculum Vitae Giselle Lucia Navarro